«Historiarts» paralelas (5)
Genevieve Habert había educado su capacidad de observación paseando entre las voces vociferantes de los “traders” pegados a sus teléfonos, muchas veces por duplicado, uno en cada oreja, atendiendo a clientes y vendedores a la vez. Observando sus caras de alegría o decepción mientras las cifras de los paneles cambiaban súbitamente y un sinfín de croquis y estadísticas se paseaban de mano en mano entre ellos. Su capacidad había llegado a ser increíble y las imágenes en su cabeza podían quedarse grabadas durante mucho tiempo.
Aquella semana se había tomado un descanso en su oficina de Wall Street donde ejercía de corredor de Bolsa. Lo había decidido tras haber recibido dos avisos importantes, dos desmayos momentáneos al salir de la ducha en su apartamento en la calle Warren del barrio de Tribeca, relativamente cerca de su despacho.