Las grandes exposiciones temporales a menudo me dan un poco de reparo. Entiendo que son un reclamo para los Museos y que en la situación actual el hecho de atraer a la gente a los mismos es una obligación, pero en ocasiones, esas muestras tan publicitadas y mediatizadas llevan consigo una decepción.

De todos modos, ya sabéis, me gusta el cubismo y en Barcelona y en concreto en el Picasso, han inaugurado una exposición que con el nombre de “Cubismo y guerra, el cristal en la llama”, es la apuesta para este otoño del “superturistizado” espacio barcelonés.

Y yo, escultura escéptica, me he decidido a visitarla. Y me he llevado una grata sorpresa.

Hacía tiempo que no disfrutaba verdaderamente tanto de una exposición en mi ciudad. Excelentemente comisariada por Christopher Green, las distintas salas nos hacen avanzar año tras año por las obras y a la vez por la guerra.

Con el frente de batalla a apenas 100 Km. de Paris, la ciudad está en una ebullición artística considerable y el movimiento cubista nacido poco antes del inicio de la contienda, ha absorbido a la mayoría de creadores que viven en la misma.

Me imagino aquel París y es como si los dioses se hubieran puesto de acuerdo para dejar a los hombres acercarse a su divinidad. El talento y la imaginación humana en esos años tuvo su máxima expresión y por una vez, aunque solo fuera por una vez, pareció que la inteligencia pasaba por delante de todas las demás capacidades del género. Yo un perro, con mis limitaciones, así lo confirmo.

En realidad, lo que ha sido un placer es poder contemplar juntas obras de artistas que en su momento se unieron a este movimiento y que han quedado como la imagen de esos años de esplendor. Evidentemente está Picasso, pero junto a él, Juan Gris, Maria Blanchart, Fernand Léger, George Braque, Gino Severini y también una representación de escultura cubista con piezas de Jacques Lipchitz y Henri Laurens.

Como puntualización a lo que me ha sorprendido, dos cosas, una buena y una no tanto.

Hay obras de Diego Ribera de una etapa muy poco conocida de este artista en que interpreta el cubismo a la perfección eso sí, con un colorido poco usual en este tipo de género artístico.

La obra representada en la exposición que me parece que no encaja demasiado es la de Henri Matisse, no creo que éste artista sea un pintor cubista y las dos o tres piezas que se muestran desde luego distan mucho de encajar con el resto.

He salido muy satisfecho con el paseo. No esperaba desde luego ese nivel tan alto de las obras expuestas y sobretodo he disfrutado viendo una muy buena representación de Juan Gris a quien considero el cubismo personalizado.