Este escrito viene a cuento por la situación en que la cultura puede quedar al término de la actual tesitura. En la única comparecencia, que recordemos, del Ministro de Cultura y con una tranquilidad absoluta, se nos dio a entender que ese ámbito sería de las últimas cosas de las que se iba a preocupar el Gobierno.

La razón que se daba era la de la salud como prioridad por encima de cualquier otro asunto. No tanto fue el fondo, que es comprensible, sino la forma de decirlo y más viniendo de quien se supone es el responsable del “ramo”, lo que causó indignación.

Al momento, todos los que estamos involucrados de una forma u otra en el mundo cultural alzamos nuestras quejas ante esta forma tan poco sensible de plantear las cosas.

Aunque bien es verdad que la amenaza de una huelga virtual de actividades culturales no asusto ni mucho menos a la mayoría de los ciudadanos, una parte de estos sin embargo, arremetieron contra nuestro sector con un sinfín de razones que podrían resumirse en la creencia de mucha gente, influenciada por una educación muy deficiente desde hace ya años, de que la Cultura es elitista y se concentra en unos personajes que viven una existencia especial y de una calidad fuera de lo común, paseándose de aquí para allá y luciendo su “glamour” allá donde van  O sea, opiniones basadas en ese concepto equivocado y trasmitido con normalidad por los medios de comunicación , muy común entre la concurrencia, sin darse cuenta de la verdadera realidad..

700.000 puestos de trabajo y el 3,7% del PIB.

El ministerio pero, reaccionó y busco un acercamiento con los sectores de la Cultura y la huelga “felliniana” se desconvocó. De ello hace ya unos cuantos días y todavía no hay nada concreto como en la mayoría de las acciones que pretende el Gobierno durante esta situación de emergencia.

Hay multitud de frases hechas que se refieren al hecho de hablar u opinar demasiado y también referentes a no decir nunca nada. La frase de “quien calla otorga” es una de las más usadas pero en estos días que estamos viviendo vemos que no es verdad. Muchas veces valdría la pena callarse y no por ello dejar de defender una postura personal.

Con esto, nos estamos refiriendo a la cantidad de afirmaciones que nuestros gobernantes (y no gobernantes), están haciendo y que constantemente son alteradas cuando no cambiadas por otras afirmaciones de ellos mismos. Todo ello nos da la sensación de una falta de directriz bastante preocupante.

No sería mejor callar más y sopesar mejor el “abrir la boca”.? Con todo el desbarajuste general que se ha montado durante estas últimas semanas quizás sería hora de ser más cauto a la hora de hablar.

Durante la Edad Media se dividió la enseñanza en dos grandes bloques, el “Trivium” y e “Quadriivium”. Dentro del primero se englobaba la “Retórica”, la forma de hablar correctamente a la hora de expresar las ideas en público. Desgraciadamente esta asignatura ya no existe en nuestros planes de estudios y cualquiera se ve a sí mismo con la capacidad suficiente para expresar su opinión, de cualquier forma y talante, sin apelar siquiera a la razón y al sentido común.

En tiempos difíciles como los actuales todavía es más grande el personal que se apunta a la opinión libre y muchas veces interesada; o contra el adversario de cualquier tipo. No se dan cuenta o, no quieren darse cuenta, de que esta situación es completamente nueva o al menos insólita en los últimos cien años.

La realidad, finalmente, es que por mucho que no quieran darse cuenta, la Cultura no salva vidas, pero puede resucitarlas. Es obvio, sino…, como pasaríamos esas eternas horas de todos los días encerrados en casa. El cine, la música, los espectáculos televisivos, ópera, conciertos, danza, teatro… La visión de imágenes de obras de arte en nuestro móvil o en el ordenador. Eso nos ha salvado en muchas ocasiones, en estas jornadas, de la depresión.

La gente de la Cultura ya está acostumbrada a ser apartada de las grandes directrices económicas de las Instituciones, pero al menos, no deberíamos ser menospreciadas como algo superfluo y no necesariamente importante en el devenir de un país.

Repito, quizás no salvemos vidas pero si resucitamos almas.

 

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