Es notorio el empeño desde hace un tiempo de los Museos en general, de atraer la mayor cantidad de visitantes. Varias circunstancias tienen que ver con esta voluntad de llenar el espacio y una de ellas es la económica. La falta de suficientes ingresos a través de las subvenciones y ayudas por parte de las Administraciones públicas debido a los recortes presupuestarios, que suelen empezar en este país, por educación y cultura, siguiendo la costumbre de pensar en su poca importancia a corto plazo. Nuestros gobernantes, lo entienden así.

Tras toda esta aclaración, es más notorio si cabe el esfuerzo que muchas Instituciones y Fundaciones pequeñas hacen para permanecer abiertas y conservando un nivel de calidad más que aceptable.

Durante este pasado mes de febrero he tenido la oportunidad de visitar dos de esos espacios que, a su pequeño tamaño, encadenan el hecho de estar emplazadas en ciudades de formato reducido, lo que aumenta todavía más, el esfuerzo necesario para acometer su función de una forma digna y con calidad.

En primer lugar, os hablaré del Museo Abelló que, junto a la casa natal de este artista, está situado en Mollet del Vallés, una pequeña población de poco más de cincuenta mil habitantes a unos 30 Km. de Barcelona.

Museu Abelló logo

Hablar de esta Institución es hablar de la tozudez y perseverancia de Joan Abelló i Prat (1922-2008) pintor emblemático de El Quatre y que durante los últimos años de su vida lucho incansablemente por conseguir de los responsables del Ayuntamiento de su ciudad natal, el compromiso de conservar su obra y, sobre todo, los objetos de arte y de todo tipo recopilados durante toda su vida gracias a su pasión casi enfermiza, por el coleccionismo. Y por encima de todo ello y ciñéndonos a nuestro contenido principal, una colección de pintura y escultura de una calidad más que apreciable.

El Museo está ubicado en un pequeño edificio modernista remozado, ampliado y transformado para poder albergar lo que puede considerase como tal. Me refiero a un montaje al uso con sus exposiciones temporales, su colección permanente, su tienda y un lugar en el sótano para conferencias y actos especiales.

El Museu Abelló en Mollet del Vallés

La colección permanente que se muestra es de una calidad más que aceptable. Se expone pintura y escultura de muchos de los artistas catalanes más representativos del siglo XX, siempre hablando en clave figurativa. También en un recinto aparte claro está, una muestra muy clara y característica de la obra de Joan Abelló dispuesta de forma cronológica donde podemos observar su evolución desde la más pura figuración casi académica, a lo que podríamos denominar un expresionismo realista que fue su distintivo personal y que él denominaba “explosivismo”. Un estilo que lo hizo famoso e inconfundible. Gran cantidad de material pictórico, con una textura voluminosa y principalmente colorista, abarcando paisaje, retrato, bodegón, marina y cualquier tema imaginable.

Casa museo Abelló Mollet

Una vez visto el Museo, y bajo cita previa, se puede visitar la parte más curiosa y en cierto modo interesante de esta Institución. Todavía en periodo de rehabilitación, la casa donde nació Joan Abelló situada a escasa distancia.

Yo ya había tenido el honor de visitar el lugar acompañado por su dueño en calidad de cicerone. Para quienes hemos conocido a Joan Abelló, una de sus cualidades más interesantes era su capacidad de comunicación, su conversación amena y salpicada a menudo de anécdotas. Una larga vida para un artista que es de los pocos a los que verdaderamente se les podría aplicar el calificativo de bohemio y sobre todo, de viajero incansable. Visitó gran cantidad de lugares en todos los continentes. Siendo muy joven salió de su por entonces, pequeño pueblo, para ir a Barcelona donde desarrollo su personalidad artística aprendiendo de los maestros del momento. Pero, no contento con ello, marchó a Inglaterra donde vivió una vida en cierto modo vagabunda y que fue el principio de su vocación viajera. Pintaba y lo que ganaba se lo gastaba en comprar cualquier tipo de objetos, incluyendo también pintura y escultura. Al cabo de los años pues, había logrado recopilar una gran cantidad de piezas que fue guardando de la mejor manera posible en su casa de Mollet heredada de sus padres. Su obsesión coleccionista era tan grande que, por falta de espacio, empezó a comprar las casas colindantes a la suya convirtiendo el lugar, en una especie de laberinto verdaderamente curioso.

La casa Abelló en Mollet del Vallés

Joan Abelló cultivo la amistad y conoció a la mayoría de los artistas de su época. Así gracias a ello, podemos observar obras de muchos de ellos. Llego a entablar una relación muy estrecha con Salvador Dalí y de ahí ciertas anécdotas que ya contamos una vez en nuestras “Historiarts” paralelas 3 Conoció a Picasso personalmente y su relación con el grupo de “Dau al Set” fue constante. En fin, un hombre muy especial y poco reconocido en nuestros tiempos como la mayoría de verdaderos protagonistas de nuestra memoria cultural de los últimos 50 años, pero eso ya es otra historia….

Al salir de la casa de este artista uno se da cuenta de la mentalidad tan diferente que tenían aquellos creadores de posguerra. Una mentalidad que, sin dejar de lado la parte económica o la necesidad de vivir de su trabajo, los llevaba a la búsqueda de una inmortalidad o mejor dicho de un reconocimiento duradero. En la mayoría de los casos eso no ha ocurrido, pero nuestro protagonista si lo logró a base de persistencia y gracias a ello, su ciudad y todos nosotros podemos disfrutar de un pequeño espacio nada desdeñable en cuanto a calidad museística.

Sala de exposiciones Museo Abelló

Últimamente han proliferado las Fundaciones de todo tipo promocionadas por una variedad a veces curiosa de Instituciones y personas. Es encomiable de todas formas en la mayoría de los casos, la finalidad de mostrar al público colecciones privadas que de otro modo estarían vetadas a la visión de la gente. En el caso del Arte es notoria y digna de mención la opción de algunos coleccionistas de crear una institución donde reunir las piezas recopiladas a lo largo de los años.

Este último es el caso de la Colección Bassat que se muestra en un edificio singular de Mataró, otra pequeña ciudad cercana a Barcelona; la denominada Nau Gaudí; primer edificio proyectado por el genial arquitecto.

Nau Gaudí Matarói
La nau gaudí en el interior

Este museo forma parte de un consocio creado por la Fundación Privada Carmen y Lluís Bassat y el Ayuntamiento de Mataró. El edificio como su nombre indica, no deja de ser una nave industrial, pero y ahí está su extraordinaria diferencia, sostenida por arcos de hipérbole de madera, el sello inconfundible de Antoni Gaudí. Un proyecto que en su totalidad no se llevó nunca a cabo y que en el caso del edificio que nos ocupa tras muchas vicisitudes estuvo a punto de derribarse en la época del desarrollismo. Por suerte el Ayuntamiento de Mataró se percató de la importancia histórica que podía tener y decidió adquirirlo y remozarlo. Lluís Bassat que hacía tiempo que buscaba por la comarca donde vive, un lugar donde establecer la colección sin demasiado éxito, por cierto, consiguió por fin, llegar a un acuerdo con el Consistorio layetano y se decidió instalar la colección en ese lugar. La nave completamente diáfana solo sostenida por los arcos y con el techo de madera se enmarca plenamente en la arquitectura industrial de principios del siglo XX. Es un lugar perfectamente adecuado para su actual función, ya que la falta de obstáculos ayuda a una visión de conjunto de las exposiciones que me pareció muy adecuada., al menos con la actual muestra temporal dedicada a la escultura. Y que lleva por título Colección Bassat. Esculturas 1911-1989.

Nau Gaudí en uso posguerra
Nau Gaudí Colección Bassat

Esta exposición que se muestra hasta el mes de Octubre de 2018, es un paseo bastante exhaustivo por la obra de una selección de artistas tanto españoles como extranjeros y que aunque un poco ecléctica en cuanto a estilos, consigue dar una imagen en conjunto de la evolución de esta técnica desde la figuración más academicista del modernismo de principios del pasado siglo, a las vanguardias del primer tercio y posguerra terminando en una serie de esculturas contemporáneas que nos llevan a la abstracción de finales del periodo. La relación de escultores es exhaustiva y se puede decir que reunir esta exposición tan variada en cuanto a artistas sería complicado aun en los museos más importantes. Es por ello por lo que es digno de elogio el esfuerzo realizado por el matrimonio Bassat a lo largo de los años para poder compilar tal cantidad de obras.

El resumen de estas dos visitas que hemos comentado muy brevemente en este escrito que solo pretende poner en su lugar lo encomiable del trabajo de estas pequeñas instituciones que, aun estando en poblaciones pequeñas, muestran al público colecciones de arte de un nivel más que aceptable, guardando la distancia en cuanto a posibilidades, no desmerecen en absoluto de las corporaciones más difundidas o famosas del país.

En los dos casos mencionados hay que reconocer también, la sensibilidad mostrada por los Ayuntamientos respectivos con el apoyo mostrado a los generadores de las respectivas colecciones y que permiten en cierto modo al público la posibilidad de deleitarse con la visión de obras que de otro modo serian inaccesibles. En realidad, también han sabido comprender el valor añadido que aportan a su localidad.

A lo largo del territorio otros muchos Museos e Instituciones de pequeño tamaño forman en cierto modo una red que ayuda a acercar el Arte y la Cultura al ciudadano y considero que son dignos de aprobación.

Con estas visitas pasé  un rato muy agradable y os animo a visitarlos, la sorpresa está a vuestra disposición.