-La escultura me gusta, pero es muy difícil…no sabría dónde ponerla…
-y ese “hórreo” plateado que no de plata, que tienes encima del mueble del comedor…?
-O ese jarrón de cerámica sin padres que tienes en la esquina de la entrada…?
-Regalos. No sé qué hacer con ellos…
Cuantas veces se oyen esas preguntas y esas respuestas en una exposición de escultura…
Aunque ya sabéis que yo soy un perro o mejor dicho la escultura de un perro, no acabo de entender esa actitud en la gente a la que, de todos modos sé, que les gusta el Arte.